Trabajo sexual
De la Policía, los dueños de locales y los clientes: así es la violencia que sufren las trabajadoras sexuales

Las trabajadoras sexuales sufren múltiples violencias y un estudio las recoge en sus propios términos. Las violencias más frecuentes por parte de los clientes consisten en la retirada del condón sin consentimiento o malos tratos verbales. También se enfrentan a redadas, multas y expedientes de expulsión.
Derechos para trabajadoras sexuales
Acción de @pegadas_sevilla en julio de 2021 para reclamar derechos para las trabajadoras sexuales.

Las trabajadoras sexuales sufren múltiples violencias, entre ellas por parte de la Policía y de los dueños o encargados de los locales donde trabajan. También sufren violencia por parte de los clientes y de las ONG o servicios sociales cuando recurren a estos espacios. Así es la violencia contra las trabajadoras sexuales relatada por ellas mismas en el estudio Las prostitutas hablan de violencias: una investigación cualitativa-cuantitativa del Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo (CATS).

Se trata de un estudio basado en una muestra de 318 personas y dos grupos de discusión de 14 trabajadoras sexuales, con el que esta organización quiere contribuir a “conocer la realidad de la prostitución y las violencias que afrontan, desde la visión de las propias protagonistas, en un entorno político donde rara vez son consideradas como interlocutoras”, aseguran, y que presenta en Madrid este miércoles 27 de marzo en la Plaza de los Comunes a las 19h., unos días después de que el PSOE volviera a la carga con sus intenciones abolicionistas presentado una proposición de ley en el Congreso que calca la que ya presentó en la pasada legislatura y cuya tramitación decayó con la convocatoria de elecciones.

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El informe parte de la base de querer aportar una fotografía de la realidad de la prostitución realizada por las mujeres que la ejercen. Y son ellas quienes responden a la pregunta de si la prostitución puede ser considerada un trabajo. Según la encuesta, el 87% consideran la prostitución un trabajo y el 93% no está de acuerdo con el mito de que “la prostitución es una violación a cambio de dinero”, que es la tesis fundamental del abolicionismo, movimiento que considera que el trabajo sexual vulnera la dignidad de las mujeres y es violencia de género por definición.

La mujeres que respondieron a la encuesta no niegan que se den situaciones violentas en el contexto del trabajo sexual, pero entienden que la verdadera fuente de violencia no reside en la prostitución en sí, sino en la ausencia de derechos. “La acción en sí misma no es violenta, pero sí hay violencia en todo lo que le rodea”, recoge el estudio, en palabras de una de las encuestadas.

Ayudar a su familia (56%), no conseguir otro trabajo (29%), no tener papeles (28%) o tener que pagar deudas (28%), son algunos de los motivos para dedicarse a ello. El estudio también pregunta a las mujeres si lo dejarían de tener otra opción: un tercio de las encuestadas dejaría la prostitución si encontrara otro empleo, mientras que la mitad lo haría solo si fuera especialmente ventajoso y un 11% no tiene intención de dejar esta actividad.

La violencia de los clientes no es como la cuenta el PSOE

“El proxenetismo, en todas sus formas, es una actuación incompatible con una concepción de los derechos humanos propia de la sociedad democrática avanzada que propugna la Constitución”. Esta es la premisa de la proposición de ley del PSOE, que quiere cambiar varios artículos del Código Penal para que se penalice cualquier tipo de proxenetismo, exista o no explotación. Desde esta perspectiva, que no diferencia entre trata y prostitución, cualquier persona que recurra a su consumo “participa directamente del entramado que sostiene esta grave vulneración de los derechos humanos.

Pero esta visión está muy lejos de la que tienen las trabajadoras sexuales. Según el estudio de CATS, las trabajadoras sexuales sufren violencia por parte de los clientes, sí, en concreto un 78% —si bien solo un 4% aseguró que la mayoría de los clientes son abusadores—. Pero el relato de esta violencia dista mucho del que hace el PSOE. 

La violación es la forma menos común de abuso reportada, con un 5%, mientras que las formas de abuso más frecuentes son la retirada del preservativo sin consentimiento o los abusos verbales

Entre los incidentes más frecuentes se encuentran losintentos de retirada del preservativo sin consentimiento (67%), malos tratos verbales (38%), exigir la devolución del dinero después de haber completado el servicio (31%), robos (20%) y agresiones físicas (15%). La violación es la forma menos común de abuso reportada, con un 5%.

A pesar de la alta incidencia de denuncias de abusos por parte de los clientes, sigue el estudio, muchas mujeres quisieron destacar que estas experiencias no eran una parte rutinaria de su trabajo. Un 54% de las trabajadoras sexuales percibe que la mayoría de los clientes se comportan adecuadamente, mientras que el 36% piensa que algunos son abusadores y que otros actúan correctamente. 

En términos de la frecuencia de la violencia ejercida por los clientes, las mujeres generalmente no se refieren a una violencia  física, sino a una violencia simbólica a partir de querer transgredir los límites pactados o expresar una superioridad moral y condescendencia frente a ellas.

Violencia institucional: el trato de la Policía y las instituciones

Otro dato claro del informe es la alta prevalencia de la violencia que las encuestadas sufren por parte de la Policía. En este apartado:el 60% de las mujeres ha manifestado haber sufrido violencias policiales. Los principales abusos policiales que se han registrado son redadas en sus lugares de trabajo (26%), malos tratos verbales (11%), multas (8%), detenciones (8%) y la imposición de expedientes de expulsión (6%). Del total de quienes son o han sido víctimas de trata, han sufrido principalmente: redadas (31%), multas (10%) y la imposición de expedientes de expulsión (4%).

Para que se produzcan estas formas de violencia, la Policía cuenta con dos herramientas clave: por un lado, la Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana que en el artículo 36.1 establece como motivo de sanción grave “la solicitud o aceptación de servicios sexuales remunerados en áreas de tránsito público cercanas a lugares destinados al uso de menores, como centros educativos, parques infantiles o espacios de ocio accesibles para menores, o cuando estas acciones, por su ubicación, puedan representar un riesgo para la seguridad vial”.

Por otro lado, las ordenanzas municipales vigentes en algunas ciudades conla supuesta de regular y establecer normas de conducta en el espacio público acaban teniendo una aplicación persecutoria del ejercicio de la prostitución en base a los principios de convivencia, civismo y seguridad ciudadana.

La prostitución en España es ejercida en su mayoría por mujeres migrantes, en concreto, un 94% de la muestra de este estudio, una cifra coherente con lo que aportan otras investigaciones

El alcance de estos datos no se entiende sin este otro: la prostitución en España es ejercida en su mayoría por mujeres migrantes, en concreto, un 94% de la muestra de este estudio y que es coherente con lo que muestran otras investigaciones. En cuanto a su situación administrativa, el 44% de las encuestadas se encuentra en situación regular, el 40% en situación administrativa irregular y el 10% en proceso de regularizar su situación. Y, con la Ley de Extranjería en la mano, las personas en situación irregular se encuentran bajo la amenaza de deportación constante y la ausencia del amparo de sus derechos. 

Además, el estudio refleja cómo las mujeres se enfrentan a numerosos estereotipos asociados a la prostitución cuando se acercan a pedir ayuda a las instituciones o a las ONG“y abordan la intervención social desde la perspectiva de la infantilización y victimización, contribuyen significativamente a la perpetuación de estos estereotipos y violencias”, dice la investigación.

Así, por un lado, la prostitución se convierte en un punto central de la intervención cuando estas informan de que ejercen esta actividad. Además, los recursos que ofrecen las organizaciones especializadas no siempre satisfacen las necesidades de las mujeres, por ejemplo, las capacitaciones laborales proporcionadas por estas entidades tampoco se adaptan a horarios de trabajo, y las duraciones no son accesibles para todas las trabajadoras sexuales.

La violencia cuando trabajan para propietarios

Otro origen de la violencia que sufren las trabajadoras sexuales son los propietarios de locales donde trabajan. La mitad de las mujeres que han trabajado para otros ha expresado haber sufrido abusos. Para entender la naturaleza de estos abusos hay que contextualizar en qué condiciones se produce este trabajo.

Así, en los locales donde las mujeres son clientas, se ven obligadas a asumir numerosos gastos que deberían ser proporcionados por el empleador, incluyendo un alquiler de la habitación de entre 30-60 euros diarios, el costo de toallas, sábanas e incluso facturas de electricidad. Cuando los clubes están ubicados en áreas alejadas de zonas urbanas, existen servicios adicionales como peluquería o comida a precios exorbitantes —aunque en algunos lugares incluyen la comida en el precio de la habitación—. “Ni disfrutan de los beneficios asociados a ser trabajadoras, ni obtienen las ventajas como clientas, ya que muchos clubes les imponen responsabilidades adicionales, como la limpieza de las habitaciones”, dice el informe.

Los abusos más frecuentes por parte de los propietarios son no poder dormir al menos ocho horas seguidas (57%) y tener que hacer sexo oral sin preservativo (56%)

Los abusos más frecuentes por parte de los propietarios son no poder dormir al menos ocho horas seguidas (57%), tener que hacer sexo oral sin preservativo (56%), ser despojadas deuna parte importante de lo que ganan (44%), tener que trabajar más de ocho horas seguidas (39%), no estar protegidas ante clientes violentos (36%) y no poder descansar si están enfermas o con la menstruación (33%). Además, muchas de ellas expresaron sufrir maltrato por parte de sus empleadores o de las propias compañeras.

En sus conclusiones, el estudio asegura que la situación de las mujeres las sitúa en una posición de indefensión frente a posibles abusadores y las expone a riesgos como la explotación y la deportación. “En este clima punitivo, las trabajadoras sexuales acaban siendo sancionadas con las mismas leyes que, supuestamente, buscan protegerlas”. Además, dice la investigación, “frente a la pretensión de prevenir la explotación, uno de los efectos que logran con la criminalización de la prostitución callejera, es el desplazamiento hacia el trabajo para terceros, que aumenta precisamente la posibilidad de sufrir explotación laboral”.

El estudio recuerda que cada vez más organismos internacionales advierten sobre la ineficacia de abordar la prostitución mediante la legislación penal y pone en valor el trabajo de incidencia de los grupos activistas de trabajadoras sexuales, que no solo denuncian la ineficacia de estos sistemas, sino que también buscan la obtención de derechos fundamentales.

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Alejandra Giner
29/3/2024 12:24

Merece la pena leer el estudio completo (www.asociacioncats.es): no hay mejor fuente sobre la realidad de la prostitución que ellas mismas.

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IndignadaXXI
27/3/2024 20:24

No son "propietarios de los locales". Se llaman PROXONETAS.
Hoy en día más del 90% de ka prostitución viene de la Trata, son niñas muy jóvenes, que destrozar y no duran más de 5 años.

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Alejandra Giner
29/3/2024 12:29

Precisamente el estudio dice que no son tan jóvenes, y que la trata no es la causa por la que mayoritariamente ejercen, sino la falta de papeles y la falta de empleo.
No hay ningún estudio (fuera de titulares rimbombantes y declaraciones políticas intencionadas) que siquiera estime que la trata pueda ser mayoritaria: todo lo contrario.

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IndignadaXXI
27/3/2024 20:21

Las personas prostituidas no realizan un "Trabajo". Son personas explotadas sexualmente por su situación precaria.

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